Tania Martín en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí

Tania Martín residente de cuarto año del Hospital Universitario Donostia.

Dentro del amplio mundo de la microbiología y las enfermedades infecciosas, mi área predilecta son las enfermedades tropicales así que no tuve ninguna duda de que mi rotación externa estaría dedicada a estas patologías. A pesar de que en nuestros hospitales disponemos de las herramientas diagnósticas para las enfermedades tropicales importadas más comunes, no contamos con muchos casos positivos. Por eso la mejor manera de aprender es ir a la fuente del conocimiento, y esto es un hospital en una zona tropical donde no solo haya pacientes con enfermedades tropicales sino que también tengan más experiencia en el manejo tanto diagnóstico como clínico.

El IPK es un centro de medicina tropical muy completo, pues dispone de área de hospitalización, laboratorio clínico, área de docencia con impartición de numerosos cursos, maestrías y programas de doctorado, área de investigación y centro nacional de referencia. Además de eso, es un centro de referencia de América Latina para las arbovirosis y colabora con la OMS y la OPS.

Elegí este centro por su prestigio y su manera de funcionar, con gran vocación docente, además de por el país en el que está situado. Para mí era importante rotar en un sitio en el que me pudiese sentir segura, y en Cuba eso es posible.Durante 6 semanas estuve haciendo una rotación en diagnóstico y manejo clínico de arbovirosis. Esta rotación se dividió en dos partes, por un lado, 3 semanas en planta de hospitalización y por otro, 3 semanas en el laboratorio clínico.

Desde el primer momento el recibimiento fue excelente: tenía preparado mi programa individual con un desglose de horarios y objetivos a cumplir, me presentaron a los adjuntos con los que iba a rotar y al personal del turno de enfermería además de mostrarme el hospital. Por motivos técnicos, empecé mi rotación en la planta de hospitalización. Como en nuestro programa no existe una rotación en infecciosas con pacientes, esta parte me interesaba mucho. Estuve en la sala A, que es una planta dedicada principalmente a pacientes con sospecha de arbovirosis y cuenta con 9 habitaciones dobles. En las habitaciones hay aire acondicionado ya que es importante que esté para mantener a los mosquitos a raya.


El horario en los hospitales de Cuba es de 8-17h con un tiempo de descanso para poder comer. Este hospital, al igual que nuestro hospital en Donostia, tiene servicio de autobús privado para los trabajadores que sigue unas rutas establecidas y para el que hay que pagar una pequeña cantidad. 

El manejo de la planta era similar al que se realiza aquí en España, empezando por el pase de guardia, y el pase de visita de planta, con la redacción posterior de los informes y órdenes médicas y para finalizar el pase de la planta al médico de guardia. Sin embargo, había aspectos diferentes: el pase de visita lo llevan los estudiantes de medicina destinados al IPK, quienes primero visitan a los pacientes y luego exponen su exploración (así pueden aprender y desarrollar las habilidades por su cuenta y luego ser corregidos y enseñados por los adjuntos); los pacientes están en aislamiento por arbovirosis y como en todos los aislamientos, se les agrupa por patología; el informe y las ódenes médicas se escriben a mano y no siempre se dispone de los medicamentos que se quiere emplear por lo que hay que utilizar alternativas. El trato con el paciente es muy cercano y en mi experiencia han sido muy colaboradores. Me ha sorprendido que muchos de ellos al saber o sospechar que tenían dengue preguntaban por su recuento plaquetario.

Durante las otras 3 semanas estuve trabajando en el laboratorio de arbovirosis. Dentro de este laboratorio se llevan a cabo diferentes técnicas diagnósticas y de investigación. Por un lado está el aspecto diagnóstico con el área de virología y serología (incluyendo la obtención de antígeno para las serologías mediante inoculación del virus en cerebro de ratón), y por otro lado se llevan a cabo diferentes investigaciones sobre la patogenia del dengue y el desarrollo de posibles vacunas. También se realiza secuenciación de los aislamientos de dengue positivo, aunque durante mi estancia no pude ver este apartado por motivos técnicos. La metodología de trabajo es muy diferente a la que tenemos en nuestro laboratorio, para empezar porque todo es más manual: las muestras se etiquetan a mano, los informes también se escriben a mano, no hay un programa informático... Además de eso a la hora de trabajar se deben tener en cuenta aspectos que nosotros no nos planteamos, como por ejemplo, la disponibilidad del termociclador, si funciona o no el aire acondicionado para poder mantener una temperatura constante... Sin embargo, tienen gran experiencia y utilizan todos los test diagnósticos disponibles (además de validar posibles nuevos ensayos) haciendo un uso responsable de los mismos, optimizando la utilización de los recursos.

Como he mencionado, la vocación docente es muy grande en este centro, puesto que imparten varios masters y programas de doctorado. Han tenido la amabilidad de dejarme acudir tanto en la rotación de planta como en la de laboratorio a varias de estas clases, que aunque no siempre eran de arbovirosis, han sido útiles para ampliar mi formación en enfermedades tropicales. Dentro de mi programa también se incluían conferencias privadas sobre los diferentes aspectos de las arbovirosis: clínica, patogenia, diagnóstico...y me proporcionaron material teórico sobre estos temas.

Respecto a cómo es la vida en La Habana, he de decir que es una buena ciudad para pasar un tiempo. Es cierto que no se parece el estilo de vida al de las ciudades europeas y que echas de menos algunas cosas de nuestra vida consumista, pero también aprendes que eso no es lo más importante. El transporte público es barato pero bastante incómodo. Por suerte, como el IPK dispone de transporte para sus trabajadores este inconveniente me lo pude evitar. Existen otros medios de transporte (taxis, colectivos) que aunque no son tan baratos son mucho más cómodos. Por otro lado, la gente por lo general es muy abierta y amable, algo que siempre se agradece pero mucho más cuando estás lejos de tu ambiente.

En conclusión, esta experiencia ha sido muy gratificante.